Ansar Excursiones.

29 mayo 2010

LAS HUERTAS ÁRABES Y OTROS ESPACIOS VERDES DE LA VILLA DE ÁGREDA.

RECORRIDO DE LA EXCURSIÓN (línea amarilla)

JARDÍN ANDALUSÍ O JARDÍN HUERTO, APROXIMACIÓN HISTÓRICA

A su llegada en el año 711, los árabes encontraron grandes espacios arbolados en nuestra Península y cultivos de diversos productos hortícolas: encinas, alcornoques, robles, fresnos, enebros, pinos, lentiscos, escaramujos y madreselvas, además de cultivos de castaños, nogales, almezos, olivos, higueras, manzanos, perales, vides, cebollas, ajos, coles, lechugas, apio, cardos, cilantro y perejil.

Durante el periodo andalusí, entre los siglos VIII al XIII, se introdujeron en la Península numerosas especies agrícolas nuevas, muchas llegadas de Persia, la India y Mesopotamia.

Esta aclimatación especies agrícolas fue propiciada por los soberanos omeyas de Al Ándalus, y más tarde por algunos emires de las distintas taifas de la Península, que instalaban extensos jardines botánicos cerca de sus palacios o junto a sus fincas de recreo (almunias). Para ello se rodeaban de geoponos que se encargaban de su cuidado y desarrollo y se convirtieron en Jardineros Reales, altamente valorados. Estos científicos fueron estudiosos, no solamente de la botánica, sino también del «Arte de la Agricultura», como ellos la denominaban. El almeriense Ibn Luyun (siglo XIV) decía acerca de la agricultura: Alá ha puesto dentro de la Agricultura la mayor parte de los bienes necesarios para el sustento del hombre, y por tanto es muy grande su interés por las utilidades que encierra.

Al llegar a la Península Ibérica, los árabes eran conocedores de los sistemas de riego orientales. Reaprovecharon la infraestructura del regadío romano, ya deteriorada, ampliando e intensificando su utilización, y crearon acequias mayores, menores y brazales, con un ingenioso sistema de distribución del agua, base de su emergente agricultura.

En la tradición islámica, el agua se considera un don divino que no es propiedad de los seres humanos. Éstos son solamente sus depositarios; por ello tienen la obligación de repartirla con equidad entre quienes la necesitan. Este concepto sirvió de base para establecer en Al Ándalus un perfecto sistema de regadío. El agua, remansada en los azudes de los ríos, se distribuía por riguroso turno a través de las acequias y brazales a cada predio, según su superficie y el volumen del caudal que repartieran.

En las fuentes árabes encontramos dos grandes grupos en los que incluir las explotaciones agrarias irrigadas: de un lado, las ubicadas extramuros, en los contornos de las ciudades, y que son las más artificiosas (“bustan” o “munya”); y por otro los espacios abiertos cuyo diseño y tipología vienen definidos por la propia naturaleza y que ven crecer especies hortofrutícolas muy concretas (“yanna”).

El agrónomo Ibn Bassal (S. XI) nos proporciona interesantes noticias sobre el cultivo y técnicas empleadas en hortofruticultura. Los textos citan la calidad y fama de los higos de Málaga, los melocotones, cerezas y peras de Zaragoza y las manzanas de Cintra, sin olvidar las frutas de las huertas murcianas y valencianas.

Más información en la Web del Centro Virtual Cervantes, “El jardín místico”: http://cvc.cervantes.es/actcult/jardin_andalusi/mistico.htm


ESPACIOS VERDES DE LA VILLA DE ÁGREDA.

Las Huertas árabes

Con el hundimiento del reino hispanovisigodo en el año 711 y la ocupación musulmana de gran parte de la península, puede certificarse, sin ninguna duda, la presencia bereber en el 712 por tierras agredenas.

Durante el dominio del Emirato de Córdoba (siglos VIII-IX), Ágreda se convierte en ciudad fortificada instalada sobre el antiguo castro de La Muela, con su correspondiente medina y alcázar. De esa época emiral se conservan dos puertas de acceso con arco de herradura (aunque se sabe que tuvo al menos dos más) y algunos muros.
Puerta árabe Emiral


Huertas Árabes de Ágreda

Desde el mirador Juan de Dios, en la carretera de Vozmediano, podemos apreciar la diversidad ecológica y vegetal fruto del gran trabajo de los agredeños en torno a sus huertas. Dice un dicho popular: Allí donde corra un hilillo de agua, y haya un metro cuadrado de tierra, un agredano planta una huerta.

Al estilo de la mismísima Alhambra o de los cármenes del Albaicín de Granada, las Huertas Árabes agredeñas se distribuyen en bancales para aprovechar hasta el último centímetro de tierra y hasta el último mililitro de agua.

El agua mana en el antiguo lavadero de la Fuente Somera, proveniente del Moncayo. Como su nombre indica es una fuente baja, sin apenas agua, pero con un continuo fluir que es capaz de dar la vida, y que conjuntamente con la laboriosidad de los agredanos hace las delicias de propios y visitantes con muchas de sus hortalizas. Las más comunes son la acelga, puerro, tomatera, lechuga, cebolla y, por supuesto, el cardo rojo, del que luego hablaremos.

Fuente Somera

Acequia de las Huertas Árabes

Siguiendo el simpático y refrescante curso de agua proveniente desde la Fuente Somera pasaremos por las Peñas, antigua necrópolis árabe, y llegaremos a la Fuente Árabe, encargada de saciar la sed de estos esforzados horticultores. Al finalizar este pequeño curso de agua llegaremos al Paseo de los Molinos, junto al río Queiles (o río Val).

La vegetación sobre las paredes del barranco de las huertas pertenece a a la flora ibérica adaptada a lugares calizos, como son las paredes que lo cierran. Dentro de las más conocidas están las aulagas, tomillos, lavandas y santonina.

Pero junto a la flora silvestre también encontramos las mal llamadas “malas hierbas”, fruto del excesivo abandono de los huertos y la acción propagadora de algunos pájaros hacen que aparezcan especies vegetales con una gran capacidad colonizadora dispuestas a instalarse en nuestros cultivos. Los pájaros gramnívoros (comedores de semillas), como el verdecillo (Serinus serinus), son los principales causantes de la propagación de estas plantas. Las “malas hierbas” más comunes son: Aro (Arum italicum), Cenizo (Chenopodium álbum), Acedera (Rumex conglomeratus) y Ortiga (Urtica dioica).


La Dehesa

La Dehesa constituye otro ejemplo de modificación del paisaje por usos humanos. Inicialmente eran unos terrenos húmedos y pantanosos que fueron drenados para usos ganaderos en el siglo XII, por los Hermanos de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, y que en el siglo XVIII se inicio su conversión en parque municipal, así hasta nuestros días.

Está formado por dos partes bien distintas: por un lado la Dehesa propiamente dicha, y por otro el Paseo del Intendente, que une la Dehesa y la Villa de Ágreda. Se trata de un paseo flanqueado por árboles centenarios, enormes y frondosos castaños de indias (Aesculus hippocastanum L., su nombre vulgar se debe a la creencia errónea sobre su origen oriental pero crece de forma natural en la península Balcánica) plantados en los primeros años del siglo XX, que proporcionan una excelente y apreciada sombra para los calurosos días del verano. Este paseo, que se prolonga por “la Dehesa”, constituye en su conjunto la mayor alineación de castaños de indias de Europa.
En el centro de este parque encontramos la fuente de aguas sulfurosas o “de los huevos podridos” por el fuerte olor azufrado que desprenden sus aguas. En realidad el olor se debe a la presencia de sulfuro de hidrogeno (HZS) disuelto en el agua, el cual es un gas de olor característico a huevos podridos, perceptible en el aire a muy bajas concentraciones. Sus aguas se vienen utilizando tradicionalmente para la corrección de algunos problemas gástricos y curar afecciones cutáneas como eczemas y acné, atribuyéndose a estas aguas la propiedad de proporcionar y mantener un cutis envidiable

Fuente de aguas sulfurosas


“Ojillos” del río Queiles

Muestra de la naturaleza pantanosa y riqueza en agua de estos terrenos de la Dehesa son: los actuales “Ojillos”, llamados así por su forma redondeada, y que constituyen una de las cabezas del bicéfalo río Queiles o Cailes, como es conocido por las gentes de la tierra.

Más información en la Web del Ayuntamiento de Ágreda, “Paseo por los jardines y el agua”: http://www.aytoagreda.com/Tu/Tu2P5.htm

El Jardín Renacentista


El Palacio de los Castejones se encuentra situado dentro del recinto declarado conjunto histórico-artístico de la villa de Ágreda, en el barrio de San Miguel, ocupando una posición limítrofe entre el recinto moro y el cristiano. Nos encontramos ante uno de los pocos casos de palacio con jardines construidos en Soria durante el siglo XVI, teniendo en cuenta que incluso en Castilla y León son contados los ejemplos. Ágreda era una villa con una importante población nobiliaria -la más concentrada de la provincia incluida la capital- como lo demuestran los testimonios documentales y artísticos y que explica la abundancia de palacios y casonas que sin duda contaban con sus propios jardines.

Los pensadores renacentistas van a profundizar en las leyes de orden y armonía que se manifiesta a través de la geometría y del orden matemático, ya contenidas en la propia naturaleza. Así van a proliferar los textos que, ya sea inspirados en las ideas neoplatónicas y sus polígonos regulares que simbolizan el universo, o en textos de la tratadística clásica, como el de Vitrubio, desarrollarán simultáneamente métodos matemáticos y geométricos para poder construir artificialmente la belleza intrínseca del universo.

Parterre de nudos característico de los jardines renacentistas

Junto al Jardín Renacentista hay un segundo Jardín, de la memoria, de inspiración barroca, cuya continuidad con el otro está garantizada por un largo eje que une los dos espacios, contiene un reloj astronómico –copia del que se encuentra en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, realizado en esas mismas fechas- en memoria de la colección de relojes que poseyó uno de los anteriores dueños del palacio. Al final de este eje, un espejo adosado al muro recuerda la posible continuidad de este espacio en el contiguo, hoy propiedad privada.

Jardín de los espejos

Más información en la Web del Palacio de los Castejones: http://www.ciberjob.org/jardines/reportajes/agreda/agreda.html

El Cardo Rojo de Ágreda

Las huertas de Ágreda siguen estando de actualidad con uno de sus productos más típicos: el Cardo Rojo (Cynara cardunculus). El Ayuntamiento pretende conseguir que se aumente su producción e iniciar los trámites para que la verdura consiga la Denominación de Origen (este año se celebraron las II Jornadas del Cardo, en el restaurante Doña Juana). La planta crece durante los meses cálidos y cuando llega el 12 de octubre es enterrada por completo, con montañas de tierra para protegerla del frío y favorecer su maduración. Su cultivo es artesanal y en pequeñas explotaciones. Se calcula que se cultivan en esta localidad una media de 6.000 cardos anuales.

Enterramiento del cardo



futuro logo de la denominación de origen

Propiedades nutricionales del Cardo Rojo de Ágreda:
El cardo contiene un 94% de agua, Fibra, bajo en hidratos de carbono y proteínas y por lo tanto bajo de calorías. Sin embargo en muy rico en vitaminas, especialmente la C y B3 y también es rico en sales minerales, calcio y hierro.

EL NACEDERO DE VOZMEDIANO



La otra cabecera del Queiles está en el municipio limítrofe de Vozmediano, conocida como fuente Vauclasiana, con un diámetro de un metro y de la que manan 1500 litros de agua cristalina por segundo como término medio (2300 – 600 dependiendo de la época y de la pluviométrica). También se le conoce como Nacedero de Vozmediano y es el manantial más espectacular de Europa en cuanto a flujo de litros por segundo continuos. En la actualidad de sus aguas fuertes se aprovechan una piscifactoría “los alevines del Moncayo” y tres centrales hidroeléctricas.

Se da la particularidad que gran parte del área de absorción de estas agua en la fosa de Beratón pertenece superficialmente a la cuenca del Duero, mientras que el desagüe principal vierte al río Queiles, afluente del Ebro. Hay mucho de cierto en el dicho popular que clama: ¡Ah Moncayo traidor, que robas a Castilla y haces rico a Aragón!

“LA DAMA AZUL” (HERMANAMIENTO ÁGREDA-NUEVO MÉXICO)



El día 2 de diciembre de 2008, se celebró en Santa Fe, EE.UU., el acto de hermanamiento entre el Estado de Nuevo México y la Villa de Ágreda (Soria). No hay precedentes en el hermanamiento de un territorio tan extenso como Nuevo México y una localidad española. La raíz de esta histórica aproximación entre Castilla y Estados Unidos hay que buscarla, sin duda, en la figura de sor María de Jesús de Ágreda (1602-1665), en actualmente en proceso de beatificación.

A esta monja de clausura se le atribuyó la evangelización de Nuevo México, partes de Arizona y Texas, gracias a un don místico –el de la bilocación- que creían le permitió estar en dos lugares a la vez, distanciados por más de 10.000 kilómetros. Un hecho que recientemente ha saltado a la fama internacional recreado en una obra literaria de éxito mundial (La dama azul, de Javier Sierra. Ed. Planeta, España. /The Lady in Blue, Atria Books, EE.UU), publicada en 21 países, y que ha servido de inspiración a este Hermanamiento en ambas orillas del Atlántico. La novela de Sierra mereció recientemente el Latin Book Award a la mejor novela histórica publicada en inglés en Norteamérica, lo que ha dado renovada difusión a este episodio.


Más información en la Web del Ayuntamiento de Ágreda: http://www.aytoagreda.com/Herm.htm