Ansar Excursiones.

28 enero 2014

RESUMEN DE LA EXCURSIÓN A MONLORA

El 26 de enero nos dirigimos a la localidad de Luna para realizar una caminata hasta el monte Monlora. Comenzamos visitando el molino de agua, un edificio del siglo XV recientemente restaurado.



Desde allí paseamos por las huertas regadas por el río Arba de Biel hasta la fuente de los Caños, donde a pesar de las fechas invernales vemos ejemplares activos de rana común.



Proseguimos el camino hacia Monlora atravesando el monumental puente medieval sobre el río.



Desde aquí tomamos un desvío hacia el molino de viento que se alza en lo alto de un cerro. Solo queda la construcción de piedra y se abre un debate entre los asistentes sobre la posibilidad de que en realidad se trate de una torre vigía. La discusión queda en tablas. Desde el cerro las vistas son magníficas y vemos varios buitres volando cerca de nosotros. También vemos gavilán y huellas de tejón en el barro.



Comienza el ascenso a Monlora, por carretera y por sendas. Entre la vegetación abunda el romero, bufalaga, coscoja, sabina negra, enebro etc.

Al llegar al alto se abre ante nosotros una magnífica vista del Pirineo cubierto de nieve. Nuestros compañeros del grupo de Montaña nos muestran los picos: Bisaurín, Midí, Aspe, Collarada, Tozal de Guara, Gratal…la vista hacia el sur también es imponente: castillo de Sora, Sancho Abarca, Bardena Negra, Moncayo e incluso se vislumbran los Picos de Urbión nevados.



La tarde la dedicamos a visitar la Estanca del Gancho en Ejea de los Caballeros. A pesar de encontrarse en una zona muy frecuentada por paseantes, es un lugar magnífico para ver de cerca variedad de aves acuáticas: ánade azulón, ánade friso, pato cuchara, cormoranes, cigüeñas, somormujos, martín pescador, garceta grande, garceta común,…bandos de grullas sobrevuelan la laguna. La especie estrella fue el tarro canelo, ya que vimos con toda nitidez tres ejemplares de esta rara ave. Al atardecer disfrutamos de la llegada de cientos de garcillas bueyeras que usan la estanca como dormidero. También las lavanderas blancas venían a un dormidero muy próximo a donde nos encontrábamos. Un precioso atardecer culminó una jornada plena de naturaleza.